Que internet revolucionó el manejo de la información está más dicho que la frase "si querés llorar, llorá" pero no por eso deja de ser cierta. Yo casi no puedo imaginarme cómo era todo antes de que practicamente cualquier cosa esté en Internet.
Si cierro los ojos bien fuerte, puedo ver las cajas de cartón llenas de facturas caseras que se preparaban en la casa de mi abuela Puchi o la flor amarilla de caramelo que cada aniversario le regalaba el abuelo Felipe a la abuela Olga. Toda esa sabiduría llegó hasta ellos muy de a poco, con los años, dejando esa especie de huella que deja la arena sobre las botellas de vidrio en el mar. Fueron incluso tratando de incorporar y hacer suyo todo ese camión de conocimientos. No lo encontraron de casualidad, no fue sin querer. Ellos se pusieron y trabajaron para permanecer en los lugares donde sabian que estaban todas las instrucciones.
Si me voy un poco más atrás, a la época de la facu, en Historia de la Cultura aprendí (o tomé conciencia) de lo increíble que era haber incorporado a los libros como algo tan común y corriente. Ellos son el correlato de lo que hoy es Internet.
Hay mucho para ver pero hay que saber encontrarlo, y eso es lo que me gusta de navegar. Hay una barca de madera en el medio del océano mas profundo y uno está sentado arriba. Uno sabe o se imagina todo lo que hay allí mismo pero desde donde estamos todo lo que se ve es la nada más grande. Lo bueno es saber que está y que lo podemos atrapar.
Los que amamos leer, muchas veces nos sentimos frustrados al no poder consumir la cantidad y calidad de textos que querríamos. Bueno, dejemos de pucherear porque siempre y para todo hay una alternativa (mmmm para todo no!).
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1 comentario:
picolina, no puedo ver la foto que posteaste!
Y gracias por mis pantuflas!!!!
Ahora sí...
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